Una habilidad del Gestor de IT
¿Quién no se ha puesto a ensayar una solución rebuscada, innecesariamente, en alguna ocasión?
¿Quién no se ha puesto a ensayar una solución rebuscada, innecesariamente, en alguna ocasión?
Utilizamos la expresión “perder la cabeza” para referirnos a una acción o reacción desorbitada. Se puede perder la cabeza tanto por conseguir algo que se anhela con fervor como por enfado tras una contrariedad. En cualquiera de los casos, quien pierde la cabeza rompe los razonables equilibrios que los buenos usos y conductas recomiendan.
¿Quién no recuerda a Eugenio, el malogrado humorista catalán que, con un estilo sumamente peculiar, contaba chistes en ocasiones larguísimos? Voy a tratar de abreviar uno de ellos.
Si eres cio, cto o service manager, en tu entorno de clientes, colaboradores, proveedores, compañeros y jefes, casi seguro que hay uno que bebe Pepsi, es decir: que desea algo que no es lo habitual, que requiere y agradece un trato personalizado, directamente diseñado para él.
Llámenme anticuado si quieren pero soy de los que suelen ser agradecidos con los detalles de los demás. Y me llevo una gran alegría cuando alguien se comporta cortésmente conmigo.
Para vernos la cara basta un espejo; para vernos el trasero (con perdón, así lo dice el refrán) necesitamos dos. El CIO, CTO o Service Manager ha de estar preparado para ello, ha de disponer de un segundo espejo para conocer y controlar lo que pasa en la parte trasera de sus proyectos
Arthur Dooley Wilson fue un actor y cantante estadounidense cuyo papel más famoso es, sin duda, la interpretación del pianista Sam en Casablanca. En esta película, Sam es un pianista y cantante que trabaja en Rick's Café, local al que da nombre su propietario y gerente, interpretado por Humphrey Bogart. Dooley Wilson era cantante y batería, pero no pianista; no sabía tocar el piano. Fue Elliot Carpenter el encargado de tocar el piano en realidad. Wilson tuvo que ser entrenado para simular que era él quien tocaba.
Lo escribió Antonio Machado en magníficos versos y décadas más tarde lo cantó Joan Manuel Serrat: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
“En este instante de su narración, Sherezade vio despuntar el alba y, discreta, se calló”.
No es muy frecuente, sobre todo en el inicio de las carreras de los CIOS, CTOS o Service Managers, pero a medida que se avanza en la vida profesional, éstos se ven involucrados en actividades que incluyen planteamientos de tipo económico. Muchas veces, se presentan en forma de solicitud de consejo o manifestación de opinión.
La respuesta del alumno a la pregunta “Encuentre la X” es, a la vez, graciosa, ingeniosa, ignorante y exacta.
Es muy conocida la máxima de que el 10% final de un proyecto o actividad consume el 90% de los recursos asignados, incluyendo tiempo y costes. Quizás es una exageración, quizás, pero hay algo hay de ello; cuando el río suena… Tratando de evitar ese fenómeno, muchos profesionales de las TIC – y entre ellos hay que destacar a los/las CIOs, CTOs o Services Managers – han desarrollado la pésima costumbre de finalizar los proyectos “a patadas”.
Estuve ayer en una conferencia sobre recursos humanos a cargo de un brillante orador sudamericano, directivo de una multinacional del sector de las comunicaciones.
Charlie Chaplin, el creador de Charlot, era un genio del cine, sin duda, pero también tenía muy mal genio según atestiguaron todos aquellos que tuvieron ocasión de trabajar con él. Pero, sobre todo, era temido por su exacerbado perfeccionismo que le llevaba a rodar una misma escena decenas de veces. Cuenta alguno de sus biógrafos que de una famosa escena de “Luces en la ciudad” llegó a ordenar más 103 tomas, de las cuales, para la versión definitiva de distribución comercial, escogió la tercera.
Los tiempos cambian, estamos en una revolución tecnológica constante, y el hecho de que la tecnología evolucione nos obliga a evolucionar con ella. Pero no sólo tiene que evolucionar lo técnico. La evolución empresarial y la especialización del servicio también deben acomodarse a los nuevos tiempos.
En la realización de proyectos informáticos, suele sucedernos que los CIOS, CTOS y los Service Managers dedican en el tramo final un excesivo tiempo a mejorar el resultado. Sin embargo, es universal la regla de que cuando se trabaja en proyectos, los tiempos tienden a alargarse peligrosamente a partir del noventa por ciento de su avance, cuando por primera vez se dice “ya está acabado”.
La planificación de los proyectos exige un ritmo, entendido en la forma más clásica como “movimiento, orden y periodicidad”. En el lenguaje musical – en donde con más frecuencia se trata del ritmo – suele entenderse como la sucesión de sonidos, acentos y pausas.
La idea original de la celebración del Día del Libro partió de Cataluña, del escritor valenciano Vicente Clavel Andrés , proponiéndola a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona en 1923 y aprobada por el rey Alfonso XIII de España en 1926.
Dice la letra de un famoso tango que “la distancia es el olvido”. No siempre es cierto; a veces, no es fácil olvidar, ni en la distancia del espacio ni en la distancia del tiempo. Y, sin embargo, si uno no quiere circular por la vida cargado con una pesada mochila de recuerdos inolvidables, es necesario olvidar algunas cosas, al igual que es necesario recordar otras, aunque aparentemente parezca una contradicción.
- Por favor - le dice el entrevistador al candidato - tiene que sumar estos cinco números. El chico se concentra y hace la suma hasta diez veces. - Perfecto – dice el entrevistador- me gustan las personas meticulosas. - Muchas gracias. Aquí tiene los diez resultados.
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